miércoles, 14 de octubre de 2009

amiga mía..

Despierta niña, no llores más, que las pesadillas y los sueños con él no volverán…

¿qué se dice cuando ya has dicho todo? Cuando ni siquiera tú crees que las palabras al otro lado del teléfono estén sirviendo para algo. Cuando ves a alguien llorar sin saber por qué, cuando tú misma lo has sentido pero has sido fuerte para superarlo y ves como los demás no lo son ni siquiera para dar el paso de dejar de llorar. Y a nuestra edad, no se debería llorar tanto y por tan pocos motivos. O por tantos. ¡¿Pero qué se yo de los minutos eternos sin una persona a la que amas? ¿¿qué se yo de superar rupturas que no me han dolido? ¿qué se yo, al fin y al cabo, de la vida?. Yo lo único que sé es que, estés donde estés, no quiero que llores. Porque si de pequeñas no nos gustaban los juguetes rotos, no pretendamos ser uno de ellos ahora. No queramos vestirnos en lágrimas, quién sabe si con algún fin justificado. No valen ya las excusas, porque ya sé de que van todos esos llantos y él, créeme compañera, no te está viendo hundirte poco a poco en una playa infinita de deseos. Deseo que él vuelva, deseo que solo existan los buenos momentos que pasamos, deseo que siga siendo el amor de mi vida. Pero es que… te está matando. Y no sabes hasta cuando y cuán profundamente se clava el desengaño y la decepción de la despedida. De eso, si entiendo. Y por muchos consejos que te de yo de que te laves la cara y salgas a la calle a buscar a tus amigos, que dejes de pensar en algo que sin duda no está pensando en ti, que dejes de martirizarte pensando que no puede haber otro igual. No me harás caso. Pero espero, y sin duda lo harás, que encuentres la manera propia de salir de este embrollo en el que el amor, ese bastardo amigo de la felicidad, nos mete hasta el fondo.

1 comentario:

  1. muchas gracias tonta.. lo leere cada vez que este asi :(

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